Esta tarta tan rica, te hará apreciar la belleza de sus formas rústicas y poco sofisticadas. Si la haces se va a convertir en una de tus favoritas, en cuanto llenes la casa de ese olor tan maravilloso y característico de manzanas caramelizadas, te vas a enamorar.
Para la masa quebrada
150 gr de harina de trigo, mejor si es floja o especial para repostería.
60 gr de mantequilla, bien fría.
2 yemas de huevo
1 1\2 cucharadita de azúcar
1 pizca de sal
1 cucharada de agua
para el relleno
7 manzanas medianas
1 limón
120 gr. de mantequilla
100 gr. de azúcar blanquilla
60 gr. de panela
si no tenéis panela podéis poner 160 gr. de azúcar blanquilla
Elaboración:
Hacemos la masa quebrada.
En un bol, echamos la harina tamizándola a través de un colador. Sacamos la mantequilla de la nevera, cortada en trozos y la mezclamos con la harina con los dedos, sin amasar demasiado, quedando una especie de «migas».
Añadimos el resto de ingredientes: el huevo, la cucharada de agua, el azúcar y la sal. Seguimos mezclando para integrar los ingredientes hasta que se forme una bola más o menos uniforme.
Envolvemos en film y a la nevera durante al menos media hora. Mientras la masa reposa cocinamos las manzanas.
Pelamos las manzanas, les quitamos el corazón y las cortamos en mitades. Las frotamos con el limón cortado a la mitad, para que se pongan oscuras.
Hacemos un caramelo poniendo al fuego en una sartén el azúcar y la panela, añadimos un chorrito de limón y un poco de agua. No lo revolvemos mientras se está cocinando. Cuando se forme un caramelo color dorado añadimos la mantequilla y seguimos caramelizando. Cuando tenga un color dorado intenso añadimos las manzanas y las cocinamos en el caramelo a fuego alto, 15 minutos de cada lado.
Si os da miedo hacer el caramelo, por si se os quema, podéis hacerlo al revés, primero ponemos la mantequilla a derretir en la sartén y entonces le añadimos el caramelo. Va a tardar un poco más en caramelizarse, pero también se puede hacer así.
Pasamos las manzanas y el caramelo a nuestro molde, teniendo cuidado de que queden bien colocadas, y con la parte redondeada hacia abajo.
Sacamos la masa de la nevera y la estiramos con un rodillo. Cubrimos la tarta con la masa, y la metemos al horno, previamente precalentado a 180 grados, unos 30 minutos, hasta que la masa esté dorada.
Lo sacamos del horno, y después de un minuto le damos la vuelta. No esperéis mucho más para que no caramelice en el molde del horno.
Y ahora a esperar a que enfríe un poquito mirándola fijamente ;-))